Como sucede en el norte de México, la sequía agota la tierra. La resquebraja, pero sobre todo quema la esperanza.
Puedo decir que una nube pasó y mojó la tierra seca de mis ansias de escribir.
Pronto, la presa rebasará sus límites y desbordará palabras de a poco, de a mucho, de a mil por hora....
Pronto.
Saludos...