jueves, 1 de abril de 2010

Suite 21

Abres los ojos. El techo, que es lo que siempre ves cuando despiertas, tiene una carencia de algo que te es familiar, pero que de primera mano no recuerdas. De hecho  en ese instante todo súbitamente  se desdibuja. El calor hace que tu cuerpo se sienta incómodo y pegajoso a la superficie de una cama. Tus pupilas se adecuan a la oscuridad y te haces la pregunta, la eterna pregunta situacional. Realmente no sabes dónde estás… La Paz, Guadalajara, Querétaro, Chihuahua, un hotel… otro, pero esta vez es diferente. No recuerdas quién eres. Intuyes de alguna forma que llegaste ahí por una razón que no se hace aparente aunque está más que sabida desde tu fórmula interior. Una décima de segundo que se vuelve una eternidad que te hace comprender la relatividad del tiempo. Estás desnudo. Estás de humor ennegrecido. En ese momento, puedes ser todo y a la vez la nada del universo de cosas que se te vienen a la mente. Quizá en unos de esos momentos ella te juega la broma de hacerte creer que eres quién tú quisiste ser alguna vez: jugador de béisbol, músico prolífico, escritor tenaz de producción abultada, predicador de la palabra de Dios como único motivo de vivir. Levantas la cabeza y ves el espejo del hotel que te regresa poco a poco a tu realidad inferior. Te levantas sudoroso y  con la boca seca. Enciendes la luz y poco a poco te das cuenta de tu entorno: el escritorio revuelto, la computadora hibernada, tu estómago prominente, tus ojos gastados, el lado contrario de la cama intacto con tus lentes de lado. Apagas la luz y poco a poco va  apareciendo en el techo lo que cada noche te ubica a la realidad: un círculo rojo en el centro del techo que va creciendo, te va envolviendo y te va diciendo que si… efectivamente eres tú, lo que te hace sentir algo triste, pero feliz en el fondo. Lentamente tus ojos se van cerrando y vas desapareciendo en tu habitación de hotel barato.  

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San Carlos, Sonora .
Mi nuevo ejercicio de metatextos.
Disciplina de escribir aún estando de vacaciones.
Un saludo fuerte a todos los que son, sin falta ninguno
L.Maio

1 comentario:

Victoria dijo...

me senti tan identificada con despertar no sabiendo donde estas o porque... me recordo mis años de viajes de trabajo y mis largas vacaciones...
buen post!