miércoles, 7 de julio de 2010

Sé que un día no despertaré.

Sé que un día no despertaré y será igual como en estos días que, aún estando despierto, las cosas se desdibujan y se vuelven oníricas, creadas y dictadas por el sueño. Las cosas no cambiarán. Las cosas no se moverán. No volveré a sentir esta falta de oxígeno, ni la aceleración de mi corazón, ni el adormecimiento de mi brazo izquierdo. Todo estará bien. La sensación de resequedad en mi boca será sustituida por un larga hidratación de lo perfecto. La tristeza que ahora siento será lo mínimo en la gama de sensaciones. La luz será más brillante. Conoceré lo más secreto de la conspiración en que se ha vuelto la vida y seguramente me reiré de todo y de nada. En el fondo, sentiré pena por mí y por todo el día que ya no despierte.