miércoles, 24 de diciembre de 2008

24 de diciembre.














Puedo decirte lo que sucedió una mañana como esta hace quince años. Después de un reventón de la universidad, dos noches antes, averié mi coche. Así que en el trabajo me prestaron una combi para trabajar. Ese día tuve que realizar unas entregas muy temprano, deje la camioneta en un estacionamiento, viajé en pecero hasta la oficina y estábamos dando el brindis cuando tu mamá marcó:




-Luis, ya.


-¿ Ya qué?


- Pos se me está poniendo la panza dura y luego blandita y luego dura


- En la madre...


- Sí. En la tuya. Apúrale...


- Voy, voy para allá. Pero, ¿En navidad?


- Sí, Badillo. Esto no tiene horario.




Recuerdo que abracé a todos, me bebí dos copas de Sidra Santa Claus y salí corriendo al periférico para tomar otro pecero para la casa donde vivíamos. Mientras, tu mamá preparaba el arbolito de navidad y le ayudaba a tu abuela Meche a cocinar la cena. Era complicado llegar rápido, así que decidí correr. Te digo que corrí con mucha fuerza sin cansarme y llegué relativamente rápido. Todavía esperamos un rato más mientras localizaba al doctor.




(De fondo "El Año Viejo" y muchas voces festivas.)






- Doctor Hernández, Buenas tardes


- Dígame Señor Badillo...


- Pues que a mi mujer le están dando las contracciones


- ¿En serio? (un sorbo a su bebida)


- Si. Doctor. ¿Qué hacemos?


- Debe ser algo de rutina porque a su señora le toca parir a principios de año, pero nos vemos en el hospital en una hora.


-De acuerdísimo


- Salud.




Arreglamos una maleta por si acaso tu mamá se quedaba en el hospital y yo estaba más nervioso que tranquilo. Quiero detenerme aquí para tratar de explicarte lo que sentí en ese par de horas. Por mi mente pasaron mis cortas experiencias, ya que recién había cumplido veinte (cinco años más de los que ahora cumples tú) y definitivamente me sentí temeroso: estaba a punto de ser papá, tu papá. Me imaginé estando contigo mucho tiempo después a tu lado, jugando, viéndote crecer y espantándote a los galanes. No sé, años después estoy escudriñando esta situación y no me alcanzan las palabras y la Lógica me ayuda un poco.




Llegamos relativamente rápido al Hospital México y a tu mamá le dieron ingreso por urgencias. El doctor llegó media hora después, medio pedón.




- A ver. ¿ Cómo se siente?


- Pues parece que voy a explotar; se me pone dura la panza y luego se afloja y cada vez es más rápido.


- Déjeme ver, déjeme ver... Señora, está muy dilatada... Se me hace que esta noche va a pasar navidad con niña nueva...




Y así fue como llegaste a este mundo a las 6:00 pm de hace quince años. Pudeo decir que lo primero que se asomó fue tu nariz preciosa. Fui el primer hombre en tenerte en brazos. Fui el primero al verte nacer. Debo decirte que ese momento lo llevaré siempre.




Tú sabes que día a día todos cambiamos. Te tocó vivir cosas muy difíciles, lo sé. Te pido una disculpa por no haber sabido ser quien ahora soy. Tu ausencia ha sido difícil. Ha sido como apostar todo al caballo capaz al que se le rompe una pata yardas antes de cruzar la meta.




Pasan los días y mi mayor miedo es el no saber nunca más de tí.




Feliz cumpleaños, Fernanda. Te amo, hija.

3 comentarios:

Mariana dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
TheJab dijo...

Luego de 15 años los recuerdos siguen como si el evento hubiera sucedido ayer. ¿No es así?

Anónimo dijo...

Los años mas felices de mi vida los vivi contigo. Yo fui el segundo hombre que mas te amo. Hoy sufro tu ausencia, Son cuatro años de no saber de ti, de no saber si piensas en mi. Yo tambien soñe con esta fecha, pense que la disfrutaria como la de tu tia Brenda y mira como son las cosas,estas tan lejos fisicamente pero sigues presente dia a dia en mi pensamiento y en mi corazon, Recuerda que tu eres mi corazon y mi princesa amanecer.
Que Dios te vendiga por hacerme tan feliz. Y asi aunque sea desde lejos, recibe el mas fuerte abrazo y el mas sicero beso.
Felicidades en tu cumpleaños Fernandita.
Luis Badillo Quintero