martes, 19 de enero de 2010

Debería.

Noche.
Pasaba rápida cuando más lento la luz fluía.
Dos lunas menguantes en su cara,
sanidad y arena bajo sus pies.

Día.
Pasaba lento cuando más rápido se agolpaba el sentimiento.
La nota más aguda de un violín
era la forma de describir su ser.

Noche.
De calor en el frío y de frío en el calor,
de permanecer perdido
en una pequeña habitación.

Día.
No había uno sólo en que las nubes
tomaran diversas formas.
El sol las amoldaba a su capricho.

Noche. Día.

Debería haber puesto distancia
entre esto y aquello.

Debería y ahora
no quiero perderlo,
aunque la piedra se agite
en los ciclos que se forman
en la superficie del agua
mientras ella se hunde.

Debería, incluso, dejar
de hacerlo.
Debería, además, ya no
tener la necesidad de hacerlo.

El cuadrado está perfecto,
los planos trazados,
el plan de vuelo revisado,
las diferencias conciliadas.


Noche.
Es la primera de las últimas que pienso en ella.

Día.
Es el primero de los últimos que alabo al silencio.

Noche.
Concreta

Día.
Abstracto.

Debería incluso limpiar el espejo,
sacar lo de adentro,
cambiar los zapatos

y seguir los caminos.

2 comentarios:

Victoria dijo...

Noche concreta... Dia abstracto...
interesante.. muy interesante

Jesús Sánchez & Jaime Izquierdo dijo...

ME GUSTA TU BLOG ES MUY INTERESANTE
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SALUDOS