viernes, 7 de septiembre de 2007

CUANDO SIE7E ES EL FINAL...

Siete puede ser un día casual. Puede ser un día significativo ya que seis fueron los que Dios necesitó para crear este sistema y en el séptimo descansó. Siete son los colores del arcoiris y las Maravillas del Mundo. Siete los pecados capitales y las leguas del camino. Siete son las notas musicales y las veces que me he enamorado y me he perdido.

Un día como hoy de hace quince años prometí amor a una mujer. Quince años después, en este día, terminará una historia de amor con una mujer diferente en mi vida. Las dos tan iguales y tan diferentes. Tan intensas y tan ellas.

Puedo decir que he sido siete veces distinto. Siete veces feliz y siete veces triste. Y ahora sé, definitivamente, que cada siete segundos estoy siete veces más lejos de ellas.

martes, 4 de septiembre de 2007

ÁCIDO MUY DULCE

Tengo algo que decirte... yo no soy el hombre que digo que soy pero pretendo serlo tarde o temprano. Además sufro de ataques de asma e histeria callada cuando duermo. Sueño que vuelo y que caigo al vacío. Además, soy un hedonista compulsivo. Un inmaduro siniestro que confunde la felicidad con una pistola y la dispara luz en la pantalla de la lámpara. Mírate y mírame. Sufro de una esquizofrenia ancestral. De un vínculo roto con la realidad. Es como aquella vez que creí llegar a alguna parte mientras una, dos, tres bocanadas de humo salían de mí. Estrellas y fuego. Sudor y cansancio. Un flash en el interior de mi mente predijo que ésto no iba a acabar muy bien Que es más fácil construir que destruir. Dinero y Amor. Llanto y Tiempo. Lluvia y Poder. Agua y Aceite.

El festín terminó. Queda la resaca en la boca. Queda el miedo en los bolsillos y la sensación de una felicidad gastada y descascarada por el hastío. Por el hartazgo de la rutina. Alguien disparó el arma dentro de mí y tengo sueño. Y la música ya no existe, sólo un ruido de fondo molesto y calmado. Una confusión dentro de mí de lo ácido de tu sonrisa. De lo dulce de tus palabras tan llenas de verdad plena.

Toca más fuerte la campana.
Tres veces suena y despierto.
Explosión de colores en tus ojos cuando ven los míos sin mirar.
La luz del sol se transpone
como un eclipse de luz.
Las 2:15 de la mañana son mis 11:20 am
Saco una pastilla del cajón de noche.
Tomo el vaso con agua.
Meto las pastilla en mi boca
Y trago con un chorro grade
Cae a mi estómago vacío y toso... toso... toso

Dulce del ácido
Y un lado vacío de la cama.

Todo lo que escribes es un sueño, mientras el mundo rueda. Sólo firma el boleto y sube al sistema de reflexión

Y mientras esto sucede, un huracán llegará y no sabremos nada más

domingo, 2 de septiembre de 2007

MÚLTIPLES INSTRUCCONES PARA INICIAR UNA VIDA DE SOLTERO

Es fácil, ya que soy un experto...
Vuelve a rentar una casa y consíguete a alguien que quiera rentar otra amueblada para que te pase los muebles.
No le insistas a tu ex-mujer que te dé tus cosas... Algún día lo hará, si es que no están ya carbonizadas.
Deja de chatear y de flirtear por el internet. Al final estás sólo en una casa sin clima, sentado en un sillón desvencijado y te mandaron a freir espárragos por entablar pláticas eróticas con un ordenador.
Deja de frecuentar los lugares a donde ibas siempre con ella. Es muy probable que media ciudad ya sepa que estás sólo y además corres el riesgo que gentílmente te digan que eres un imbécil por haber perdido una mujer como la que tenías.
No le llames por teléfono. No mandes flores. Cuando se termina, se termina.
Empieza a hacerte a la idea que muy pronto ella andará del brazo de otra persona. Si. También ella tiene sentimientos y deseos al igual o más que tú.
No vayas a buscar otra mujer. Es muy probable que donde hubo fuego, cenizas queden.
Llama seguido a mamá y a papá. Se preocupan demasiado, es cierto. Pero no tienes nada más.
Trabaja como un enagenado. Los fines de semana ocúpalos para tus actividades extracurriculares. No tomes, ni te droges, ni pagues por sexo.
Procura estar el mayor tiempo meditando de tus errores. Procura ir a terapia.
Ahorra para comprarte una casa. No tires el dinero en rentas.
Cómprate más ropa y una plancha. No andes mal vestido. Que vea que sigues siendo el mismo dandy (ja!) de siempre.
Procura visitar a tus viejos amigos. Olvídate de las relaciones fugaces en tus viajes de trabajo.
Escríbele una canción. Escribe una memoria de todo lo que estás sintiendo. Ve a tus hijos y procúralos.
Rompe todas las ataduras de tu vida pecaminosa.
Lo más importante, Dios está siempre contigo. Lee La Biblia.
Haz un viaje.
Cómprate ropa interior nueva y ropa de cama también.
Hazte un chequeo médico. Un análisis de sangre. Cambia el aceite al carro.
Lávalo de vez en cuando.
No escuches música ranchera; te puede romper el alma.
No cambies a la titular de tu seguro de vida. Es buen gesto y te puede dar puntos a favor en situaciones posteriores.
No menciones nada de lo sucedido a tus compañeros de trabajo. Sólo a tus amigos cercanos.
Afeítate todos los días. Compra una loción.
No bebas. Procura no fumar.
Y si sientes que te gana tus deseos mal sanos, una buena mano amiga siempre estará dispuesta a ayudarte.
Cuando la llegues a ver, dile que la amas.
Porque es en serio: la amas.
Come sano. Haz ejercicio. Baja esa panza de mariachi. Que te vea bien.
Y escribe todo lo que se te venga a la mente en un papel, en el blog o en tu mente
Date cuenta que lo haz jodido todo nuevamente y otra vez estás en el nivel cero.
Piensa.....

viernes, 17 de agosto de 2007

GRITAR AL VACIO

Hoy, casualmente, soñé que volaba con las alas de Ícaro, pero no me acercaba al Sol. Más bien, disfrutaba lo que iba haciendo: piruetas, vuelos en picada, espirales y flechas. Lo gozaba como nunca. Era tanta felicidad que estaba en el entendido que no podía ser eso más que un sueño. Era un experiencia de libertad plena demasiado completa e intensa.

Al despertar, las mismas cosas de siempre: un calor infernal, un reloj inaplazable y una cita con la regadera, el jabón, el rastrillo; la plancha y el desayuno; las llaves y el auto.

Hoy, casualmente, tuve un asunto que resolver el cual me encadenó a mi escritorio un largo rato y no me acerqué para nada a la ventana de mi oficina. Recibí un para de llamadas de gente gris sorteando hábilmente sus reclamos y las condiciones risorias que me querían imponer en la manera que manejo mi función. Descubrí la falsedad de ciertas relaciones y que uno solo lo es todo y debe salir adelante.

Al terminar, las mismas cosas de siempre: un escritorio repleto de papeles, una taza vacía, una computadora inquisidora y una foto con la más dulce de sus sonrisas.

Llegar con Sol y salir de noche. Gritar al vacio. Escribir lo primero que se venga a la mente. La
vida es sueño y el despertar es morir. Es el viaje que no tiene regreso porque el boleto se ha perdido. Es la bola de helado que se cae al suelo y te mancha los zapatos. Es despertar con la esperanza de que acabe el día para volver a dormir y, casualmente, soñar que se vuela con unas alas prestadas...

NO ESTAMOS SOLOS

Es simple. Y además es una neta universal: NO ESTAMOS SOLOS (AUNQUE QUERAMOS).

Imagínese, amigo mío, una especie de escenario al estilo de Allien El Octavo Pasajero, donde la joven actriz Signourey Weaver caminaba por las calles de una ciudad, la cual no recuerdo pero me imagino que ha de ser Nueva York, totalmente desierta. No había nadie. Todo estaba vacío...


La verdad debo de confesarle algo, antes de seguir. Cuando mi padre (Don Luis para usted) compró nuestra primer Videocasetera Sony Betamax en Tepito (ja!), también adquirió una copia de dicha película. Recuerdo que era un domingo cuando, con gran habilidad, instaló al televisor de selector que estaba en la minisala del departamento donde vivíamos, y nos dispusimos a ver la película en cuestión, con palomitas y todo el show. El espectáculo no se hizo esperar al final de la función...

... mientras que ella corría y no veía a nadie. -No puedo creer que esté ella sola en el mundo! - No puede ser que no haya nadie en la calle, si son millones de personas las que habitan ese lugar. Mis pensamientos fueron llevándome a lugares lúgubres e intensos donde ya no era ella quien corría sola en el mundo; era yo quien ahora sorteaba el vacío de la sensación de soledad. Si. Estoy solo. Estoy solo y me orino en la calle y no hay rollo porque estoy solo.

Después de ver la película, realmente me sentí solo. Tan solo estaba que al día siguiente fui a la escuela y me sentía el niño más solo de la secundaria. En la clase de Ciencias Naturales sufrí un quiebre: algo se rompió de repente y salí corriendo del salón, mientras Fidel, Sandino, Daniel, Juan Carlos, Teresa, Jezabel, Maribel y la maestra Lupita me miraban muy extrañados. Ese golpe de soledad lo sentí más en el medio del pecho y no me dejaba respirar. Lloré como nunca y la prefecta me llevó con la enfermera, primero, y luego con la orientadora. ¿Qué tienes?... ¿Te pasó algo?... ¿Te pegan tus padres?... ¿Usas drogas?... Nada, señorita. No me pasa nada. (y en mi mente la imagen de la mujer corriendo en una ciudad vacia) Bueno.. si me pasa... me pasa que un día todo se va a terminar y yo voy a estar solo en el mundo. Yo solo... La señorita se me quedó viendo con una cara de extrañeza y yo ya no estaba ahí, estaba sólo en el mundo.

La enfermera fue la que me dijo, es que estás creciendo y estas sintiendo muchas cosas nuevas. Y era cierto, porque no hacía mucho que mi abuelo paterno había fallecido y además no hacía mucho que había pasado lo del terremoto del 85, donde estuvimos tres meses sin escuela y durmiendo todos los días en la sala del depa por si las dudas. Una etapa de grandes cambios.

Al final de cuentas, mi madre (Doña Meche para usted) asisitó al obligado citatorio con la señorita orientadora para ver este asunto de soledades y de carreras. Pues nada. La conclusión fue la misma: No estás solo... Me tienes a mí que soy tu madre... Fin de la cuestión.

Ese sentimiento de soledad acompañada, me hace escribir en este espacio. Ya más de veinte años de ese suceso y me doy cuenta que se cumple la neta universal. No estamos solos. Hemos dejado las migajas por el camino de la vida y hay algo o alguien que las viene siguiendo. Algo o alguien quien, además, las va digiriendo y las va haciendo suyas, le pertenecen ahora. Por eso, mi distinguido amigo, no estoy solo. Ni usted tampoco lo está (otra neta universal); aunque algunas veces lo necesite, siempre hay alguien quien quiere estar con usted. Analícelo y verá.

Este instrumento de comunicación tan impersonal y frío, nos hace estar solos acompañados. Me atrae la idea, excepcional amigo, que usted pueda leer estas líneas y que se identifique o no con ellas. Lo que importa es que ahora hay un espacio donde registrar el paso de estos años, y así pensar que al menos en este submundo seguimos, tanto como usted y como yo, siendo participes de múltiples transformaciones y que puedan quedar registradas en alguna parte como los registros contables de nuestra vida.

No estamos solos.