martes, 5 de mayo de 2009

Entre ríos te veas.

El día empieza con el canto del agua batiente a dos frentes, el calor constante y una cama revuelta resultado de una mala noche con el sueño interrumpido. De alguna forma, eso es un regalo que nadie ha pedido y que nadie ha deseado incluso, pero está constante. El sonido va dejando de ser el primer plano mientras los ruidos del mundo uno a uno van apareciendo con sus máquinas y motores, con sus causas y sus azares, con sus cuestiones de producción y rentabilidad.

Se da cuenta que se ha vuelto un ser anacrónico como el color sepia de las fotografías y las mentiras que escriben los diarios. Su piel se va convirtiendo del color del maiz tostado a una sábana de mortaja pálida y sin sombra. El sabor de las cosas sabe a lo mismo. El hombre es un ser de costumbres y desechos. El ser humano es ser así.

Nada rompe esta elipse. Los dos ríos al final son todos en uno. Son los mismos que esconden los miedos y la basura de la ciudad. Son los que dividen un Estado de otro. Son los mismos que separan y conjugan dos realidades completamente distintas, pero complementarias. Ríos de dulce toxicidad, tan compañeros y tan demonios. Tan llenos de historias como de derrotas.


Ríos que reflejan la luz de sol y la sombra de la noche y que van al mar. Se unen y crecen cuando las gotas de lluvia golpean la superficie y se pierden. La sensación de calma vuelve a llegar al caer el sol y lentamente se empieza a escuchar el canto del agua batiente a dos frentes y empieza a refrescar.





1 comentario:

Anónimo dijo...

ES COMUN VERSE ENTRE RIOS, LO DIGO PORQUE EL RIO FLUYE AL IGUAL QUE TODO LO QUE LLEVAMOS EN NUESTRA MENTE.

BUEN POST