lunes, 30 de junio de 2008

EL CENTRO DEL ESPIRAL SIN FINAL.


Las noches llena de emociones explican poco a poco el resumen de estas cosas que pasan día tras día en una ciudad como esta donde las paredes amanecen rayadas con tintas de lo más violento y de los más denso y donde los periódicos y las revistas publican reseñas de carnicerías en vez del amor que se escapa y que se niega a permanecer en cada uno de nosotros que impávidos y fríos despertamos de un mal sueño sin pensar que ya vivimos en él con tristeza y con soledad y con el hastío de sentir el sol que pica la piel y la reseca como el polvo del camino a las calles y a las llantas de los autos que pasan a gran velocidad sin detenerse desgastando y rompiéndolo todo para desear el frío y estando en el frío en el calor y en el calor del frío no saber si dormir o temblar del miedo que se siente cuando suena el disparo o cuando piensas sobre la almohada lo que harás el día siguiente y a quién tendrás que pagar y quién tendrás que ver y a quién tendrás que amar mientras ella te observa y ella ya no es ella porque ahora son los círculos en tu cabeza que rodean las imagenes cuando piensas el mar y la arena blanca y ya sientes el mismo sol que ahora ya no te pica la piel y la reseca y es un bálsamo que lo sientes entre la carne y los huesos y escuchas en la t.v. que el conductor habla con faltas de ortografía y que por el derecho a la palabra y a mantenerte informado de lo que pasa en esta tierra te enseña la carnicería en vivo y en directo y nosotros lo vemos y comentamos de ésto a diario en los negocios y en el banco y en el super y en la estética donde te pones las uñas ó te alacias el cabello ó te tiñes las canas para cubrirlas de luz y que escondan el tiempo del tiempo que te llevas ocultando detrás de tu apariencia sin saber que por dentro te vas desuniendo aunque sigues en la zona de confort que te obliga a buscar el centro del espiral que no tiene final cuando viajas y regresas a esta tierra y ves las luces de las dos ciudades juntas y ves el caballito pintado en el cerro y ves un anuncio que te invita a leer La Biblia y ves una estrella que (seamos sinceros) jamás se apagará y ves el rostro de Juárez distorsionado por la distancia ( Si. Si es Benito) y una lágrima te estremece el alma y piensas que no cambiarias el estar aquí por nada del mundo excepto por vivir en El Paso.











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