“Es algo difícil de describir...” dijo José Hernández Moreno y pensó en las noches de su niñez. Muchas veces se preguntó sí eran reales las estrellas en el cielo que veía en su pueblo natal, en California. “No lo puedo decir. Es muy distinto a lo que había imaginado...”. José habló por el micrófono intercomunicador de su traje espacial y las imágenes que la NASA transmitió mostraron el reflejo de una luz en su casco. La voz de José se entrecortaba por la emoción y por la interferencia.
Antes de viajar, José fue entrevistado por CNN. “La verdad no fue fácil. Me preparé para ser el mejor: sé pilotear aviones y desmantelar bombas atómicas; sé bucear y hablar ruso”. ” Cuando esté allá seré un hombre humilde en busca de paz y sabiduría”. “¡Claro que llevaré tortillas!”. ”Espero que haya muchas personas apoyándome en el despegue en Cabo Cañaveral”.
La vista era nítida. Se conmovió por la escena y se maravilló con los nuevos paisajes que percibieron sus sentidos. Vio nuevos colores y deseó intensamente guardar esas imágenes para escudriñarlas en su contexto terrenal. “Esto es tan bello que puedo volverme loco… ¡Tranquilo...!”
La luz iluminó lentamente el lugar donde estaba parado. Al fondo, La Tierra en el horizonte brilló resplandeciente. De un compartimiento de su traje sacó cuidadosamente un tubo telescópico y dos pedazos de tela. Desdobló el primero: las barras y las estrellas fueron inconfundibles. Extendió el segundo: el verde, el blanco y el rojo resaltaron al águila parada en el nopal devorando a la serpiente; armó el tubo, lo colocó sobre los ganchos y jaló del otro extremo. Levantó el pulgar…
El mundo entero supo en ese 2012 que José Hernández Moreno, siendo norteamericano, siempre tuvo a México en sus agallas.
Estados Unidos nunca lo superó...
Esta es mi segunda colaboración al taller Metatextos. La tarea en esta ocasión fue realizar una clase de leyenda: llevar un suceso actual a un grado de leyenda a un futruro. La verdad no me latía ninguna historia y nuevamente pasé la semana entera pensando en lo que iba a entregar. Me vino a la mente un artículo que leí sobre José Hernández Moreno, serio candidato a realizar expediciones a La Luna y a Marte por parte de la NASA. Este mexicoamericano nació en una familia de mojados originaria de Michoacán en un lugar que se llama French Camp, California y, según sus palabras, se siente más mexicano que norteamericano ya que nació por accidente allá. Su historia es una historia de éxito y de logros muy importantes. De alguna forma tomé ese motivo para "planear" en mi relato una "venganza" directa al "orgullo americano" y qué mejor ejemplo que este.
La verdad me gustó el planteamiento del relato, aunque hay veces que se agotan las ideas. Lo último que coloqué en este escrito fue el nombre. "La segunda conquista" , "La segunda veganza de Moctezuma", hasta que se me ocurrió (para aquellos gabachos que no hablan más que su pinchi idioma) Mexico rules (Mofos)... que puede ser una interpretación a ¡Viva México Ca.....!.
Espero haya sido de su agrado.
Luis
2 comentarios:
Ojalá no hubiera olvidado llevar las tortillas, con una rebanada de luna se hubiera preparado unas delciosas "kekas", les hubiera dado más coraje a los gringos, de perdis se les hubieran antojado. Chida tu colaboración. Un saludo afectuoso!
De acuerdo... pero ni comparación con el asadero del valle de Juárez...
jajajaja
Por cierto, qué lindas piernas....
Saludos
Publicar un comentario