viernes, 27 de agosto de 2010

Cómo

Cómo no dedicar un minuto entre tanto tiempo
a recordar un poco de tu mucha lucidez.

Cómo no intuir mal los pasos del futuro
sí los del presente se daban sobre terreno falso.

Cómo no sentir la cercanía de tu ausencia
sí hay cosas que no te dejan ir.

Cómo no agradecer la función de la conectividad
sí hace un sólo corazón latir.

Cómo no romper en llanto en el silencio
sí lo más alegre de hoy es un cupón de descuento en el diario.

Cómo hay que hacer para olvidar...

Cómo olvidar:
El poder de las manos
El agua en el desierto
La carta y el destierro
La sombra y la soledad.
Mercurio y Saturno en flagrante confabulación
Conjunción de energía
Materia indispuesta
que cae por gravedad, por inercia
porque sí.
El resultado de la negación.
Ecuación que no explica la realidad.
Mezcla de colores insolutos.
Colores santos. Colores arenosos.
Humo y caverna.
Lista de pendientes inconclusos
Registros que miden la efectividad de la ineficacia
Reloj de arroz vaciándose sobre el mar de leche.
La súplica que el oido sordo no escucha.
La acción que corrompe
La reacción que cae sobre lo más sensible.
Película de plata sobre la sábana áurea.
El libro de Bukowski que te hace llorar.
El mándato de las palabras esdrújulas.
Las ene combinaciones del abecedario.
Las fábulas y el rechazo.
La diferencia que explica la igualdad.
El todo con su partes infinitas.
La nada que explica el vacío.
El "iré" que se queda en el registro.
La medicina que cura los bolsillos.
La calle que lleva al callejón sin salida.
La palabra que cambia el camino.
Lo ácido y lo alcalino.
El avión que reparte los restos que caen sobre el terreno accidentado.
El error en el cálculo de la hora cuando despierta la mañana.
La llave que cierra las puertas abiertas.
La chispa divina que genera el conocimiento.
La explicación por modelos.
Los números ciegos.
Los números amantes.
La carga explosiva que detona una mente.
El sabor a fresa de las noches de chocolate.
La sangre derramada por el vino del toro.
El fa sostenido que se queda en el aire.
La ropa sucia que se lava en el rio.
La corona de espinas que adorna los siglos.
Las paredes que caen cuando se construye el destino.
Los planos redondos de una mesa cuadrada.
La invención de la vida a través de kimeras.
Las frases al viento que causan hastío.
La notas finales de un blues enfermizo.

Cómo hay que hacer para olvidar
La mancha en el alma que no se lleva el olvido...

domingo, 15 de agosto de 2010

Lo dulce de la sal del mar.

La última que tuvo esa sensación fue cuando de repente, en medio de la playa, la ola lo alcanzaba y lo mojaba estando acostado en la arena. Fue pasar de un estado de confort a una ruptura helada que paralizó hasta sus huesos. Más o menos era eso y aún más. La hora ya estaba pasada del punto. El nervio a tope, eliminando las cosas que pudieran salir mal, eliminando los riesgos. Alguien le preguntó, hace algunos años, cuál era la diferencia entre una casa y un hogar (house or home). La diferencia estaba a punto de conocerla.

Tiempo después, dentro del mar, Librado sumerguía su cabeza y su cuerpo se aferraba en el centro del placer más etéreo que la vida le había puesto, y acercaba sus labios a las imperfecciones más borrosas que el mar y la sal le dejaban ver... una sensación más dulce dentro de ese entorno salado le dictó que la misión se estaba concretando y que era hora de salir por un poco más de oxígeno a la superficie, para después zambullirse nuevamente.

La arena no dejaba de raspar sus rodillas. NI a ella su espalda.

miércoles, 7 de julio de 2010

Sé que un día no despertaré.

Sé que un día no despertaré y será igual como en estos días que, aún estando despierto, las cosas se desdibujan y se vuelven oníricas, creadas y dictadas por el sueño. Las cosas no cambiarán. Las cosas no se moverán. No volveré a sentir esta falta de oxígeno, ni la aceleración de mi corazón, ni el adormecimiento de mi brazo izquierdo. Todo estará bien. La sensación de resequedad en mi boca será sustituida por un larga hidratación de lo perfecto. La tristeza que ahora siento será lo mínimo en la gama de sensaciones. La luz será más brillante. Conoceré lo más secreto de la conspiración en que se ha vuelto la vida y seguramente me reiré de todo y de nada. En el fondo, sentiré pena por mí y por todo el día que ya no despierte.

jueves, 17 de junio de 2010

Simultáneo. (2005)

 

Parte 1

            El Sol. Sí. El Sol me había quemado los ojos poco a poco y no es que haya sido del todo agradable. Simplemente me quedé pensando en lo poco y en lo mucho que se necesita saber para poder sobrevivir en esta vida; tan así que se me olvidó cubrirme el rostro; pero valió la pena la tostada ocular: los brillos interminables de luz a través de mis pupilas dilatadas; la explosión multicolor multiforme multiplicada por mil y la expansión del ancho de banda del espectro fue lo más hermoso de ese día.

         Y de igual forma, me dio por correr. Correr por lo largo de aquel parque hasta cansarme. Mi lengua arrastraba reseca y jadeante buscando alguna sombra o algún charco para refrescarme, pero no había nada. Seguí caminando sin rumbo fijo, sintiendo el aire sobre mi lomo y cuidándome de unos niños que ya se aproximaban con palos y piedras para hacerme pagar por haberme cruzado en su camino. Sin dar tregua a mis ideas, huí de aquel sitio atravesando rosales y árboles recién plantados; pisé una placa de cemento donde mis patas se plasmaron para siempre y me detuve antes de encontrarme adentro de la vorágine de autos que rechinaban sus llantas y sonando los claxon para avisarme de mi tremendo error. Mis instintos animales me ayudaron a esquivar el primero y luego el segundo auto para quedar debajo de un camión de pasajeros y de frente a lo inevitable.

            Sólo sentí el golpe y en realidad no sentí dolor. Sólo pensaba en que algo grave me había ocurrido. La inmovilidad de mi cuerpo era preocupante. La frescura de mi sangre contrastaba con el ardiente pavimento que estaba manchado con el viscoso líquido. Como pude me arrastré con mis patas lastimadas hasta refugiarme nuevamente en el parque. Los niños ya no reían, sólo observaban lo duro de la escena. El más gordo de ellos se acercó y dijo: “Miren, mírenlo… ¡Qué animal tan tonto y feo! “  E inmediatamente asestó un golpe en mi cabeza.  Lo más curioso es que cerré mis ojos y sucedió lo más improbable: los brillos interminables de luz a través de mis pupilas dilatadas; la explosión multicolor multiforme multiplicada por mil y la expansión del ancho de banda del espectro. Y si, fue lo más hermoso de ese día.







Parte 2
“Te amo con este amor que dudo mucho poder tener”.

 Sempiterna Lucrecia:

            Es demasiado ridículo empezar a escribirte una carta con un adjetivo que denota eternidad. Y cómo no dejar eternizarte si con tus ojos lo dices todo. Es inevitable. Por ejemplo, te estoy escribiendo desde un parque donde no pasa nada y pasa todo: el Universo se construye y se destruye sin que las personas se den cuenta. Y esto sí ha sido eterno. No sé por qué te escribo desde dónde te escribo. Otras ocasiones te he escrito desde un tren; desde el desierto y en un vuelo a San Diego.  Te he escrito desde mi habitación apoyado en la mesita de noche; desde una Biblioteca en Guadalajara y desde un hotel en Tijuana. En el baño de un bar marqué tu nombre. En los vidrios cubiertos de neblina en  Las Cruces y, hoy, en una banca desvencijada de este parque en donde el calor es insufrible. La blancura de la hoja de papel hace que la luz me lastime como si dos agujas se clavaran en mis ojos: los brillos interminables de luz a través de mis pupilas dilatadas; la explosión multicolor multiforme multiplicada por mil y la expansión del ancho de banda del espectro. Es verdad. Cada lugar ha dejado parte de su esencia en cada carta que te he escrito. En cada momento en que la idea de tu vida ha evolucionado y se ha reconstruido y conformado en la forma de un círculo. Al igual que en un Cenit, puedo decir que en esta banca convergen todos los puntos de mi límite superior. Es la pendiente  de mi tangencia en la que me puedo deslizar como pez en el agua. Llevo aquí horas tratando de elaborar un esquema para tratar de definir con palabras lo que realmente siento. Definirlo como sólo amor sería un crimen. Tan difícil es definir lo intangible y abstracto en palabras que puedas leer. Sería necesario definir los colores del sol cuando sale a las 5:45 a.m., la estela que deja el avión que pasa a gran velocidad, la soledad que se forma cuando cuelgas la bocina del teléfono, cuando todo se desdibuja. Cuando mencionas a Nietzche y mis faltas de ortografía. Cuando brillas más alto que el Sol y la Luna en mi cielo de noche. Cuando alguien pasa despacio y se observa en el reflejo del ventanal de mi oficina y detenidamente escudriña cada centímetro de su ropa, esperando conservar la esperanza y la fe en algo o en alguien. Cuando manejaba a tu lado por la carretera y seguía pensando en ti cuando seguías ahí. Cuando me doy una idea de lo que habrás hecho años atrás, mientras estaba muerto y renacía cada día sin conseguirlo. Cuando se apaga la Estrella en la Montaña y cierro mis ojos y escucho tu voz… Esto no puede seguir así.  Todo se ha ido. Sólo queda un grupo de niños que se encuentran reunidos y asustados y uno, el más gordo, deja caer un bate al suelo estrepitosamente y corren. Me acercó y lo que ví, haya sido lo que haya sido, no se moverá jamás.

Y este ha sido uno de mis mil días sin ti.

CSC.

Parte 3
En el amor siempre hay algo de locura, más en la locura siempre hay algo de razón.  
Friedrich Wilhelm Nietzsche.
            Aunque fue muy difícil logré ponerme en pie, para luego caer inevitablemente en el vacío sin retorno. Y mientras caía las luces no me dejaban ver hacia donde iba. De pronto, me detuve en seco y  mis manos se quedaron heladas. Fue ahí donde las explosiones multicolores me dieron la sensación de seguir vivo y de estar luchando. Y tan difícil fue aquello que decidí no despertarme por completo, aunque El Sol  me daba en la cara. Poco a poco mis articulaciones se fueron construyendo y una gota de sudor resbaló por mi sien. El zumbido en mi interior me dictaba lo mismo; la misma dosis en las mismas proporciones; respirar el mismo aire; fumar y beber; comer lo que sea y esperar la noche para recibir nuevamente un día.

            “Algún día haré que regresen. No se pueden haber olvidado de mí. Son todos, ellos y yo. Somos todos. Lo saben y no me lo quieren decir. ¡ Somos todos! … pues ¿Dónde están?... ¿En dónde se perdieron estas calles? ¿Mis calles? No. Las de ellos y las de los otros. Aquellas donde podía andar libremente; donde alguna vez dibujé con spray “Hasta la Victoria siempre” ¿Qué queda ahora? Manchas. Sólo manchas oscuras y este dolor en el estómago. ¿Te preguntas a dónde me fui? ¿Te preguntas en dónde me quedé? Había un mago que veinte años antes lo pudo contestar con los brillos interminables de luz; con  una explosión multicolor que se rompía como una burbuja  de jabón, en la que se veían mis mejillas redondas y desproporcionadas. ¿Sabes quien era el mago? Yo jamás lo supe, pero él estaba ahí. Así como yo estoy aquí sin estar. Y ellos tampoco están. Hace años que dejé de pertenecerles. Ahora, ellos salen y entran de mi mente como Juan por su casa y hacen y deshacen lo poco que queda de mis ideas. Sólo absorbo lo que ellos me dejan y guardo lo mejor para otra ocasión. Y grito: sí tan sólo pudiera golpearlos. Sí tan sólo pudiera darles un puñetazo y  romperles la nariz. Y nadie escucha, Y ya no me acuerdo de cuando me fui, ni cuando sangraron mis manos, ni cuando se acabará esto. Lo que si recuerdo es que cuando era niño tuve una visión que apenas pude percibir en el rabillo de mi ojo, pero, al voltear mi cabeza para observarla, desapareció. El niño creció, los sueños se esfumaron. Algún día haré que regresen…”

            Sí. Aunque fue muy difícil logré callar esas voces en mi interior y avanzar por el prolongado parque. No sé que tanto avance pero me  costó trabajo llegar a la sombra del árbol más grande. Al dejarme caer, algo en mí se rompió. Su forma amorfa, la carne abierta, la sangre derramada, la lengua de fuera y su expresión estaban por el lado oculto del árbol. No hubo más. Nadie vino y nadie me vio. Sólo, a lo lejos, la ciudad y sus mismos misterios. Y ya se hacía de noche cuando decidí tomarlo entre mis manos y aventarlo, pero opté por  enterrarlo y enterrarme yo igual. Aunque ya no importe, aunque sea tarde, aunque alguna parte de mi cerebro ya no funcione, aunque no pueda gritar ni soñar, el fuego en mi interior hace que avance por este sendero de locuras ordinarias.

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Un escrito de 2005. Febrero o Marzo de ese año. Rescatado del baúl de los recuerdos que quieres olvidar.

miércoles, 9 de junio de 2010

Porque... (2004)

El porqué de lo que te amo es como un libro
que se encuentra debajo de mi almohada,
en aquel lugar donde se guarda lo más sencillo:

Los sueños que nunca se cumplieron.

Las gotas de sudor que se fueron acumulando en
las noches cálidas de aquellos veranos, interminables,
duros y difíciles.

El silencio y del espacio que se forma
cuando duermes en tu cama y yo
en la mía,

Las risas y los lugares comunes.

El tornasol y los rayos del sol cuando amanece.

El reflejo de mí en tus ojos.

Los viajes, el río, el avión, la camioneta.

El vino amargo, las pastillas,
el odio y el amor que danzan y hacen fiesta.

Las palabras que no se dicen, pero que se escuchan.

El miedo, las fotos, la falta de aire.

Mi nombre cuando todo estalla, cuando todo se rompe.

Cicatriz y dolor.

El fuego extinto reavivándose,
las horas inconclusas y definitivas.


Tu cielo de noche es mi luna de día.

El norte del sur cuando tú estabas sin estar en él.

Hoja en blanco y mil ideas que plasmar.

Locura.

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Un texto que escribí a finales de 2004. Rescatado de unos archivos de un viejo ordenador. WOW. WTF?

martes, 1 de junio de 2010

Corto

¿Qué es la paz mental? Un estado donde lo más inconveniente nos resulta atractivo y lo alejamos para sufrir un sentimiento de menos culpa.

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El sueño me dio una frase para tí. La emoción cuando la recibí para dartela me aceleró el proceso de despertar. Se quedó estancada entre la inconsiencia y la vigilia. Sonrio.

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Última vez: el sol flotaba sobre dos montañas y cambiaba del naranja al pálido. Tus piernas rodeando mi cintura. El agua cálida entre los dos. 

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Nadie sabe más de mí mismo que el teclado desbastado de mi computadota y el nylon de las cuerdas demi guitarra, además de la almohada que puse a tus pies. 


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El detalle más mínimo es una montaña inquebrantable a los ojos imperiosos que ven tras el filtro del desánimo.

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Lo enigmático de las cosas es el efecto tan maravilloso que producen los mas sencillos detalles en ellas. Y eso es complicado.

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Hay palabras que cayan más cosas que un silencio eterno.

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Mañana es un modo de adelantar acontecimientos, cuando no nos alcanza el ahora para evitarlos.

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He descubierto que he vivido como adulto toda mi vida. El niño que ahora soy se ha quedado pasmado ante su nuevo estado de comportamiento.

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La vida y la muerte juegan un cara o cruz cada amanecer. La moneda es iluminada por los primeros rayos de sol. El desierto sólo sabe de la vida. 
 
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El desierto es el escenario en el que Dios decidió poner a prueba a los hombres y su fé.Más de tres mil años después,sigue haciendo lo mismo 

martes, 11 de mayo de 2010

Princesa.

Bienvenida a mi vida.

lunes, 26 de abril de 2010

REGALOS

Estos regalos deben llegar pronto


















viernes, 16 de abril de 2010

Después del corte

Ya los días no eran días, sino lapsos que transcurrían así porque sí. Quizá por costumbre, pero los que quedaron en la tierra después del corte extrañaban la hermética cadencia del devenir citadino. Los que quedaron, obviamente muchos, vivían en la impacibidad dentro del millón de dudas que dejó la situación después del último día en que se conoció el mundo como tal. Por un lado ellos no recordaban más que el tremendo silencio después del estruendo y la luz. Algunos hombres de Estado utilizaron todas las medidas diplomáticas posibles para controlar la nueva situación, pero la inexperiencia en temas celestiales y la indiferencia ficta del Ser Supremo dictaron un fracaso más para la humanidad ante este nuevo reto. Los más arrepentidos quisieron regresar a lo básico y buscaron por cada uno de los rincones los libros y las señales que no observaron o mejor dicho que optaron por ignorar.




Ya no había nada.



Todo eso fue en un día de dos mil doce. Pensaba que de alguna forma me iba a ir. Al menos tenía la esperanza porque en el fondo siempre creí en ello, pero siempre me llamó la atención las cosas que me rodeaban, las cosas que me enganchaban y que no eran las cosas que dictaba la norma para poder irme pronto de este lugar al que estoy confinado. Han pasado más de cinco años yaún no sucede nada. La gente ha buscado un nuevo orden y gobierno, pero de antemano sabemos que estamos en sus manos. Nuestro libre albedrío fue siempre una broma . Lo más chistoso de todo es que la persona que predicaba todas las enseñanzas correctas aún sigue aquí. Está más sólo que Dios desde ese día. Lo veo y sus ojos están más allá de una tristeza perdida.

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Ejercicio de Metatextos....
Corrosivo e indirecto.
Saludos a mis nuevos lectores. Los amo con ese amor que no tengo.
 
L.Mario

jueves, 1 de abril de 2010

Suite 21

Abres los ojos. El techo, que es lo que siempre ves cuando despiertas, tiene una carencia de algo que te es familiar, pero que de primera mano no recuerdas. De hecho  en ese instante todo súbitamente  se desdibuja. El calor hace que tu cuerpo se sienta incómodo y pegajoso a la superficie de una cama. Tus pupilas se adecuan a la oscuridad y te haces la pregunta, la eterna pregunta situacional. Realmente no sabes dónde estás… La Paz, Guadalajara, Querétaro, Chihuahua, un hotel… otro, pero esta vez es diferente. No recuerdas quién eres. Intuyes de alguna forma que llegaste ahí por una razón que no se hace aparente aunque está más que sabida desde tu fórmula interior. Una décima de segundo que se vuelve una eternidad que te hace comprender la relatividad del tiempo. Estás desnudo. Estás de humor ennegrecido. En ese momento, puedes ser todo y a la vez la nada del universo de cosas que se te vienen a la mente. Quizá en unos de esos momentos ella te juega la broma de hacerte creer que eres quién tú quisiste ser alguna vez: jugador de béisbol, músico prolífico, escritor tenaz de producción abultada, predicador de la palabra de Dios como único motivo de vivir. Levantas la cabeza y ves el espejo del hotel que te regresa poco a poco a tu realidad inferior. Te levantas sudoroso y  con la boca seca. Enciendes la luz y poco a poco te das cuenta de tu entorno: el escritorio revuelto, la computadora hibernada, tu estómago prominente, tus ojos gastados, el lado contrario de la cama intacto con tus lentes de lado. Apagas la luz y poco a poco va  apareciendo en el techo lo que cada noche te ubica a la realidad: un círculo rojo en el centro del techo que va creciendo, te va envolviendo y te va diciendo que si… efectivamente eres tú, lo que te hace sentir algo triste, pero feliz en el fondo. Lentamente tus ojos se van cerrando y vas desapareciendo en tu habitación de hotel barato.  

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San Carlos, Sonora .
Mi nuevo ejercicio de metatextos.
Disciplina de escribir aún estando de vacaciones.
Un saludo fuerte a todos los que son, sin falta ninguno
L.Maio

jueves, 18 de marzo de 2010

Disertación de Supermercado


My fascinating life
Cargado originalmente por Annouchka Des Epines
Ana veía de reojo los estantes acomodados. Era rara la sensación de simetría que se producía entre los pasillos y la iluminación. Inmediatamente pensó en la luz que poco a poco recorre las escalinatas de la Pirámide de Kukulcán en el equinoccio de primavera: qué marcadas diferencias había entre épocas para la consecución de alimentos. El hombre, al inicio, tuvo que aprender a cazar, a salir de la cueva y a usar fuego. Tuvo que modificar su entorno físico para sembrar y cosechar. Tuvo que pasar por varios estadios socioeconómicos para darse cuenta que lo que importa es comer. Las revoluciones sociales son resultado de gran carencia de alimentos. Qué diría el hombre antiguo al ver esta mercancía enlatada. Mercancía refrigerada. Luz y simetría. Las técnicas de cultivo han sido sustituidas por reglas de mercadotecnia: el precio unitario es la medida que controla y no las características intrínsecas de los alimentos: color, sabor, tamaño… eso no importa. Todo debe ser lo más barato. Lo más conveniente al bolsillo. El dinero es el único bien que el hombre no ha podido sembrar ni cosechar. ¿Qué pensará el hombre posterior a nosotros? ¿Qué pensará de las ruinas de estos negocios, de estos supermercados? ¿Templos al consumo? ¿A cuál dios adoraremos? ¿Seremos considerados como una “inteligencia superior” necesaria para el desarrollo de su civilización o seremos el bache existencial que fue difícil afrontar y superar? Es gracioso que por un lado necesitemos toda esta parafernalia para poder allegarnos alimentos y por otro lado Ser recordados como la civilización pragmática que tuvo que destronar todo su mundo para poder sobrevivir en él…
Aunque pensándolo bien, sí fuera conejo y pudiera elegir, escogería zanahorias en lata que tenerlas que conseguir sin ser cazado. Y más si están de oferta… es una vida totalmente fascinante.
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Mi última participación en Metatextos. El ejercicio fue entrar a una función de Flickr de imágenes aleatorias y escribir algo sobre una.
Esto fue lo que salio de mis dedos.
Saludos
L. Mario

miércoles, 17 de marzo de 2010

Experiencia.

El viernes pasado asistí a la presentación del libro TRIC TRAC Vieja Guardia de Emilio Gutiérrez de Alba, periodista, cronista y escritor de esta Ciudad Juárez. Nacido en Torreón, Coahuila, al igual que muchos de nosotros, vino a esta tierra en busca de oportunidades y se estableció hace poco menos de cincuenta años, iniciándose como reportero de la nota roja del otrora famoso periódico El Fronterizo. En la mesa de presentación asistieron varios personajes del ámbito político, académico y de los medios de comunicación de nuestra ciudad. El común denominador de los comentarios hacia este libro versó en que todos debemos procurar el rescate de Ciudad Juárez, es decir regresar a los niveles sociales y culturales de antaño a través de una renovación hacia lo bueno. El libro narra algunas historias sobre los medios de comunicación en esta frontera y surgen nombres de personajes que labraron el camino del periodismo juarense, cosa que le valió un premio en un concurso organizado por el Gobierno del Estado de Chihuahua y el aseguramiento de la impresión de este documento valioso e histórico.

Hubo, después de la presentación, un ambigú con vino al que mis amigos y yo le dimos una real repasada. Llevaba una cámara fotográfica y estaba tomando fotografias de la Librería Universitaria cuando de en medio de la gente, la figura de un señor de edad avanzada, boina y chamarra combinada, zapatos inmaculados y cámara al cuello se abría camino con paso muy lento. Se acercó a nosotros y dijo:

- Buenas noches, quisiera sacarles unas fotos...
- Por supuesto. Siempre y cuando me deje sacarle una foto a usted
- ¿Duelo de cámaras?  Hay desventaja...
-¿Por qué?
- Porque la mía ya piensa solita y eso que es la más moderna...aunque la suya creo que no necesita luz para sacar una buena placa.
- Así es.

 

- Muchas gracias. Señor...
- Luis Badillo. Y su nombre es...
- Sr. Héctor Oaxaca. Todo mundo me conoce porque soy el periodista gráfico en activo más antiguo.
- ¿Cuántos años?
- De vida más de ochenta, de profesión más de cincuenta. Todos me dicen "Chinito" Oaxaca. Los jóvenes como usted no sabe quien soy yo...
- Definitivo. ¿ Y cómo empezó usted en esto?
- Yo era fotógrafo de turistas. Los gabachos pasaban a Juárez a los cabarets y yo tenía unos "burritos" donde los fotografiaba con sombreros de charro, sarapes y bigotes postizos como souvenir de su visita y luego iba y los buscaba hasta sus hoteles o a los bares donde estaban y se las vendia a muchos dólares. Soy el precursor de la foto polaroid... Soy el primero y no lo patenté...

Una risa sonora se escuchó en el ambiente.

Héctor Oaxaca Acosta es un conocido fotógrafo de prensa de la localidad, a la que ha servido desde 1947 plasmando las imágenes de los sucesos más importantes ocurridos desde ese entonces a la fecha cuando Apolinar “Polo” Ochoa lo invitó a colaborar en el periódico independiente El Mexicano. Posteriormente nació El Fronterizo a donde paso unos días, para posteriormente irse a Chihuahua capital a trabajar con El Heraldo, contratado por el entonces director Benjamín Licón.Regresó a Juárez en 1955, para servir nuevamente en El Fronterizo, periódico donde ha plasmado imágenes de información general, algunas veces de sociales, pero sobre todo deportivas, que es lo que más le ha gustado hacer.Por su calidad como fotógrafo la cadena García Valseca lo comisionó para apoyar la labor de los fotógrafos en otros diarios de la organización trabajando cortas temporadas para el Esto, en el Distrito Federal; Sol de Puebla, Occidental de Guadalajara, Sol de Durango, Sol de Parral, entre otros. Le ha tocado tomar las impresiones de los presidentes mexicanos desde Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos, Miguel Alemán, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, Miguel de la Madrid, José López Portillo, Carlos Salina de Gortari, Ernesto Zedillo hasta Vicente Fox Quesada, ya que ochenta y tanto años aún sigue colaborando con diversos medios informativos.También  cubrió las giras por esta región fronteriza de los presidentes del vecinos país, John F. Kennedy, Lindon B. Jonson, Ronald Reagan y George Bush padre. Y ni se diga de los Gobernadores y presidentes Municipales del Estado y de Juárez respectivamente, ya que la fotografía política es otra de sus especialidades.Este ilustre maestro de la cámara tiene un premio internacional, que le otorgaron cuando fue el único fotógrafo en captar la explosión de una bomba de 1962 megatones, donde se ve claramente el hongo formado por el tremendo estallido que estremeció la tierra tumbando las cámaras de los miles de reporteros gráficos que las tenían sobre tripies, prueba realizada por el Ejército de los Estados Unidos en Carlsbad, Nuevo México. (Fuente: monitorapcj.com)





Una tarde-noche llena de experiencias. De ansias por ver todo lo que los ojos recien operados del Sr. Oaxaca han visto. De anhelo para que el Juárez que está impreso en las páginas de los periódicos extintos y en la memoria del imaginario se haga nuevamente realidad.
















jueves, 11 de marzo de 2010

Pensando en voz alta.

para leenda

(de fondo cualquier música que conecte con la quintaescencia)

a) De todos los caminos que me llevan hacia tí, prefiero el que me aleje más de este mundo.
b) El vino más amargo lo tomé el día que disfruté el vino más rico de mi vida y no pude contártelo.
c) Me cansé de buscar en el lugar donde todo se pierde. Todo se encuentra, menos lo principal..
d) No me guío por el físico, pero la culpa de todo la tienen tus ojos.
e) Eres casí lo que no quiero perder.
f) La distancia no separa, lo difícil es no pensar en ello.
g) Hay algo que no dejaba de darme vueltas a la cabeza en la madrugada: tu voz leyendo mis palabras escritas.
h) No hay peor sentimiento de desnudez cuando al fnal del invierno, debajo de las cobijas, alguien escudriña tu corazón y saca poco a poco, a control remoto, el tú del fondo del fodo.
i) Un mundo nos vigila. Pido permiso para determinar lo indefinido.
j) Muy dura ha sido la crítica que señala las oportunidades desaprovechadas del pasado, pero hoy todo es nuevo. (Me pregunto cuando estará listo el borrador de esa tesis...)
k) Un lugar, en medio de un lugar desconocido, en lo más alto de un lugar poco visitado, en medio de gente de otros lugares, es el lugar al que pertenezco. No hay le menor duda.
l) No hay bien que por Él no venga.
m) Un rayo de luz entra por el ventanal. Me indica que es hora de trabajar. La noche se ha hecho un mechón de tu pelo y el agua de la regadera la sensación de tu piel en mi piel.
n) No suelo ser romántico, pero a veces es bueno explorar mi lado azucarado.
o, p,q,r,s,t,u,v,w,x,y,z) Te necesito. No hay la menor duda.

Esto es para ti...

jueves, 18 de febrero de 2010

El Sueño de Alex. (Regreso a Metatextos)

La experiencia dejó a Alex cansado de la vista y un odio temeroso a las gotas para los ojos. El tenedor para comer le parecía la peor de las armas letales del planeta. Sus drugos estaban más lejos que cerca y el fastidio de su fibra más sensible se arremolinaba como un ciclón en su cabeza. Habían pasado imágenes por su vista en una pantalla cinematográfica durante semanas. La técnica Ludovico estaba dando resultados positivos. Finalmente, su terrible adicción podía ser tratada y curada.


Alex una de esas noches soñó. Ese era un evento raro porque la narcolepsia producida por la leche de korova con drencom suministrada a su organismo buscaba un knock out a sus sentidos, pero esa noche se abrió una rendija de la ventana química acondicionada a su mente:

Alex caminaba sólo con su traje blanco, bastón y bombín por una calle repleta de casas como palomares. En una de ellas salía música con ritmo minimal y retumbante de bajos. Se acercó a un portal y viò a devotchkas con atuendos disímbolos y drugos turgentes y de peinados más alisados. No era un mundo como el suyo y supo muy bien que era un mundo paralelo. De repente pasaron a su lado varios chelovecos con la gullivera cubierta cargando fusiles y descargando metralla dentro del local.

Lo que Alex percibió en este mundo paralelo le descubrió el lado más irracional de la violencia. De repente a su mente vinieron imágenes de caníbales devorando carne humana en un literal rio de sangre hirviendo. Sintió terror.

Por un momento, Alex agradeció estar soñando. Una lágrima mojaba su almohada cuando se despertó literalmente exaltado. Su afición a la ultraviolencia era un juego de niños, eso iba demasiado lejos a todo concepto mental.

Alex estaba curado. Ludovico había triunfado.

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Estimados lectores, esta es mi ejercicio de regreso a Metatextos.
Este fue escrito en un camión de Chihuahua a Ciudad Juarez con un mareo letal y tecnología 3G.
Cómo evolucionamos y el mundo no...
Agredezco a Kubrik y Burguesse por la colaboración onírica.

Amor.
Paz.
L.Mario

jueves, 11 de febrero de 2010

Solo universo.

Alejandra ya estaba acostumbrada a sentir el vacío de la habitación a las 11:45 de la noche. Las manecillas del reloj de péndulo empezaba a recorrer el último tramo de tiempo-espacio del día. El número en el calendario se desdibujaba y se transformaba en otro de díigito superior. Algunas veces, cuando la luna y sus fases lo permitían, ella acercaba el taburete del peinador hacia la ventana y se sentaba a obsevar el paisaje suburbano, el vestigio de la presa seca refeljando en algún charco rebelde las luces de la planta porcícola y su hedor característico. Esa parte de la ciudad era dividida por un gran cerro y ella vivía en el lado más desolado. Estaba afuera de la ciudad sin estar. Dominaba desde su vista el tránsito rápido de los camiones de pasajeros y los traileres cargados de gasolina, de víveres o de maquinaria para el campo. De alguna forma esa vista le recordaba la ventana donde dominaba el mar de esa ciudad porteña donde nació por un accidente geográfico y donde se vio obligada a vivir por diferencias familiares a cargo de los abuelos. El mar, como en esa noche, brillaba de forma singular y de alguna forma el paralelismo le provocaba cierta ternura al ver las luces a lo lejos, como los barcos en época de pesca. El malecón colorido y la playa a pocos kilometros. El tiempo de verano y las quemaduras por exposición al sol. El carnaval cada vez más loco y ajeno a las cosas que mencionaba su Pastor en la Iglesia. La afición cautivadora a la lectura de la verdad, la única verdad. Pensó, en esa noche, que no había ejemplo de soledad más grande que un solo universo. Ni siquiera la soledad del mar que es acompañada por una inmensidad de algo. El universo es solo y nada más. Es el juicio más alto en la lógica humana.

La noche invadía otra vez en su mente el pensamiento de abandono. El mar no reflejaba las luces, los barcos salían poco de pesca. El tiempo dividido y una larga sequia seguida por un año de inundación cambiaban los estados de ánimo. Y él se había ido. La sensación y el universo le ponian tinta a su pluma especial y recordaba y escribía poemas a los que pocos tuvimos acceso. La rabia mostraba su lado más tierno: unos ojos implacables mirando al horizonte. Y ella ya no era ella, era el tirón que producía un esalofrío en su cuerpo y movía la máquina de articular palabras y escudriñaba su mente hasta dejarla sin palabras, en forma de poesia y afirmaba que su nombre lo tenía un país del mundo. País del universo.

Pocos lo pudimos ver. Pocos la podemos leer.

viernes, 29 de enero de 2010

UNA NOTICIA

A todo el público lector de este espacio, hay una noticia que quiero comunicarles.

LIBRADO MANRIQUE HA MUERTO.

Los mantendré informados.

Saludos

Luis M.

martes, 19 de enero de 2010

Debería.

Noche.
Pasaba rápida cuando más lento la luz fluía.
Dos lunas menguantes en su cara,
sanidad y arena bajo sus pies.

Día.
Pasaba lento cuando más rápido se agolpaba el sentimiento.
La nota más aguda de un violín
era la forma de describir su ser.

Noche.
De calor en el frío y de frío en el calor,
de permanecer perdido
en una pequeña habitación.

Día.
No había uno sólo en que las nubes
tomaran diversas formas.
El sol las amoldaba a su capricho.

Noche. Día.

Debería haber puesto distancia
entre esto y aquello.

Debería y ahora
no quiero perderlo,
aunque la piedra se agite
en los ciclos que se forman
en la superficie del agua
mientras ella se hunde.

Debería, incluso, dejar
de hacerlo.
Debería, además, ya no
tener la necesidad de hacerlo.

El cuadrado está perfecto,
los planos trazados,
el plan de vuelo revisado,
las diferencias conciliadas.


Noche.
Es la primera de las últimas que pienso en ella.

Día.
Es el primero de los últimos que alabo al silencio.

Noche.
Concreta

Día.
Abstracto.

Debería incluso limpiar el espejo,
sacar lo de adentro,
cambiar los zapatos

y seguir los caminos.

sábado, 16 de enero de 2010

Lo siguiente no es...

Cómo van cambiando las cosas en el país. Cómo los conceptos de cordialidad, amabilidad e integración se mueven de mucho a poco. Cómo las estrellas gastadas iluminan de lejos las noches interminables de frío polar. Un grado o diez abajo y la gente modifica su modus vivendi. Su modus operandi. Todo se vuelve más lento. La mente se mueve más rápido que la articulación de palabras. Toda la extrañeza encaja en una realidad temible. Se hace tarde y no llega el cambio. Se tumban las cosas, las puertas se cierran. Lo que es aparente se queda enclavado en el corazón de la sinrazón. Todo el tiempo se pierde y todo para ganar algo que no es lo que quieres pero es lo más conveniente. Lo más inconveniente nos encierra en cuatro paredes. La inconformidad asume la dirigencia de las cosas. La gente se esconde en parapetos escudriñados. Los aviones son más pequeños. Ya poca gente viaja y viaja a fuerza. Con un nudo en la garganta la gente al ver partir a los aquellos en pasillos llenos de luz y de trámites. De identificaciones y de cambios en planes de vuelo y de clima. De divisiones elitistas donde los que pueden más allá de lo posible beben bebidas en las rocas y fuman habanos que apestan el aire y el aliento. Y todos van haciendo cosas que no quieren hacer. Siguen impulsos que no quieren parar y rompen las reglas y rompen las costumbre y mienten y muerden y empuñan armas y aprietan gatillos y manejan carros a gran velocidad y las calles que habían sido nuestras no son ahora más que ríos de sangre, cristales de auto agujerados por proyectiles y masa encefálica y corpórea por todas partes. El miedo y el sueño. La vida y la muerte juegan un cara o cruz cada amanecer. La moneda es iluminada por los primeros rayos de sol y el desierto sabe que el viento sopla en una sola dirección. Lo siguiente no es más que un desahogo de las razones de causas perdidas, del anonimato de los destellos lunares que iluminan la tierra y la mente. La sinrazón de lo peculiar.

Y seguimos respirando y pagando culpas con dinero y desencanto.

domingo, 3 de enero de 2010

Estación Olvido

Jamás se piensa durante el viaje,
mientras los horarios cambian y
definen el final y el inicio de un ciclo,
entre copas que chocan y gritos de algarabía,
entre la efusividad y la resignación,
jamás se piensa en lo cruel que puede ser,
mirar por una ventana en el tren
y ver el barrido de las cosas
que están estáticas y que sólo cambian
por una luz incidental
o por un fuego accidental
o por una diferente ubicación visual
mientras el movimiento actua en el riel.

Difícil pensar durante el viaje
en que el llegar al punto destino
es empezar un nuevo capítulo
de una historia que nunca concluye
que, quizá, sea una repetición burda
de otra similar
en diferente tiempo y lugar,
con personajes desiguales
y todo lo demás constante.

Difícil es pensar durante el proceso
que sólo hay dos caminos
con un posible final,
sin camino de regreso.

El frío arrecia en el amancer,
la neblina se combina con el hastío.
Nadie vaga en el andén
de la Estación Olvido.

Agridulce sensación
el recorrido se ha cumplido
yo sólo bajo del tren
en la Estación Olvido

Y hoy como ayer,
tú y yo no somos los mismos.
La lluvía moja mis pies
en la Estación Olvido.

Divertimento.

Escribir en automático siempre ha sido una diversión. Describir estados de ánimo con frases rebuscadas, frases simples o sin nota, sin tinte. Eso es interesante. Escribir palabras a tontas y a locas. Medir la fuerza de las palabras con la tensión que provocan cada una de sus letras. Escribir como destapando coladeras en Nueva York. Esas si tienen estilo. No como las coladeras del Distrito Federal. Destapar esas coladeras es un acto de salvajismo puro. Más allá de lo extremo. ¿Habrá algo más disgustante que el olor a coladera hirviendo? ¿A rata muerta y a metano? No dista mucho de lo que se respira en el aire. De hecho, cuando aterriza el avión en la Ciudad de México, baja entre una nube-nata gris tristeza y café sepia-verduzco desesperanza. Algunas nubes se forman con la figura de un esqueleto humano, esqueletos de perro. Lluvia ácida que corroe el techo de los autos, los edificios históricos que se hunden en el lago materno, cuna de nuestra civilización.

Hablar en automático es de locos. Escribir en automático conlleva locura y un gran defase de sentimientos. Es como la champagne que está por desbordar cuando se destapa la botella. Es como esperar algo que va a llegar y que no te mueves para asegurarte que sucederá. Es como ver el agua caer en cascada hacia un rio que no lleva a ninguna parte.